o
es sorprendente que la elevada importancia que el grupo de compañeros adquiere
durante la adolescencia haga más necesario ajustarse a sus normas,
comportamientos, manías y modas. Los padres pueden preguntarse por qué para sus
hijos adolescentes lucir una marca específica de pantalones resulta
fundamental, por qué sólo les gusta un estilo concreto de música, por qué se
acepta un tipo de peinado y se excluyen los demás...
Quizá
piensen que estas aficiones apasionadas, así como los rápidos cambios que
sufren, son abrumadores, pues resultan arbitrarios y triviales. Sin embargo,
las manías y las modas de los adolescentes cumplen un propósito importante:
sirven para establecer una clara demarcación entre ellos y los adultos.
Las
adolescentes pueden vestirse a su aire y sentirse cómodas, pero es difícil
escapar de los modelos de belleza que se imponen a través de la televisión y la
publicidad.
Sin
embargo, en algunas ocasiones, las jóvenes no encuentran líderes que les sirvan
de espejo en determinados campos de la vida. Del mismo modo, los estereotipos
culturales de belleza que las adolescentes idealizan a menudo no responden a su
comodidad o a su bienestar. Esto puede llevar a muchas chicas a graves
contradicciones con su cuerpo y su apariencia física o su imagen corporal. La
insatisfacción puede llevarlas a severas dietas que afectan negativamente su
salud y su bienestar porque, en vez de acudir al médico, lo hacen a su manera
poniendo incluso en peligro su vida.
La
moda de consumir tóxicos
El
ser humano siempre ha buscado formas de vida que le permitiesen situarse por
encima de la realidad que lo rodea, ya fuese experimentando nuevas sensaciones
o alterando su estado de conciencia. La droga también ha servido históricamente
para estimular creatividad en muchos ámbitos.
En
la adolescencia se produce mayoritariamente el inicio de consumo de drogas que,
en general, sigue el siguiente ritmo:
Entre
los 13 y 14 años tiene lugar el primer consumo de tabaco.
Alrededor
de los 14 o 15 años, se comienza con el alcohol y el hachís o la marihuana.
A
los 16 años se empiezan a probar «pastillas» y «tripis» (L.S.D.)
Los motivos argumentados
para explicar el consumo de drogas entre la juventud son la curiosidad, el
placer y la relajación